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‘Gestión de la comunicación’ Category

“Cuando yo tenía seis años vi en un libro sobre la selva virgen que se titulaba ‘Historias vividas’, una magnífica lámina. Representaba una serpiente boa que se tragaba a una fiera. En el libro se afirmaba:…“

Si, ya sé. No está bueno interrumpir el cuento así. Desde los orígenes de la humanidad, la principal herramienta de transmisión de conocimiento ha sido el “contar historias”. Y es que, aunque no nos hayamos detenido a pensar en esto, estamos biológicamente programados para escuchar relatos y emocionarnos con ellos. ¿Y esto qué tiene que ver con el mundo corporativo? Veamos.

Esta condición natural del hombre podemos aprovecharla en nuestras estrategias de comunicación interna. El storytelling es una disciplina que permite a las compañías destacar y captar la atención de sus empleados de una forma cercana. Se trata, nada más ni nada menos, que de contar historias para conseguir un impacto mayor y más duradero. Los relatos nos movilizan a partir de recurrir a sensaciones conocidas que nos convierten en protagonistas: nos invitan a imaginar y comprender desde nuestra propia visión del mundo. Por eso, la narración sigue ejerciendo un efecto en su audiencia una vez finalizado el mensaje.

Las historias sirven de inspiración y de plataforma para nuevas ideas, nuevas conclusiones, interpretaciones y ramificaciones del pensamiento.

¿Cuál es la historia de la empresa? No, no, además de esa historia. ¿Cuál es la historia viva de la empresa? La que se cuenta por los pasillos y se reproduce en cada persona, cada día. ¿Cuál es? ¿Cómo es?

Nos sentimos parte de la acción cuando podemos vincularla con nuestras experiencias personales, es lo que llamamos nivel de identificación. Es por eso que para emocionar a la audiencia interna, primero hay que conocerla bien.

Por esto me gustaría compartir con ustedes estas 5 recomendaciones para animarse al storytelling:

 1. Escuchar, escuchar y volver a escuchar: para reconocer cómo y de qué se habla en nuestra empresa, qué motiva a nuestra gente.  Nada mejor que fomentar el cara a cara, dialogar y proponer espacios de interacción.

2. ¡Seamos creativos!: estamos saturados de información, nuestra comunicación tiene que ser diferente. El lugar de trabajo de cada día es un espacio con características, códigos y lenguajes propios que debemos conocer e interpretar.

3. Sostenerlo en el tiempo: planificar y calendarizar los mensajes, trabajar para dotarlos de la armonía y musicalidad que toda buena historia tiene, haciendo que nuestros colaboradores sepan que cada mensaje será especial y, sobre todo, que está dirigido exactamente a ellos.

4. Vincular los mensajes clave a las emociones: olvidamos los datos duros, pero permanecen en la memoria las historias que nos han emocionado. Porcentajes o índices deseables pueden ser contados en relación a las posibilidades emocionales que conllevan: mejor calidad de vida, autodesarrollo, influencia en los clientes y un amplio etcétera.

5. Darle voz a las personas: una buena historia se cuenta mejor en la boca de sus protagonistas, la hace más real, más posible y más motivadora. Naturalmente le creemos más al que tenemos al lado, al que es como uno.

Aplicar acciones de Storytelling no es ni simple, ni demasiado complicado. Sólo se requiere un poco de creatividad y conocer a fondo a nuestra gente. Si conseguimos que los mensajes clave logren una conexión emocional, entonces sabremos que nuestras palabras se convirtieron en contacto.

¿El cuento de la introducción? “El Principito”, dicen que hay que leerlo en tres distintas etapas de la vida porque despierta nuevas y distintas emociones.

Contacto ABCOM

Si te gustó, podés contárselo a otros en tus redes sociales. ¡Gracias!

junio 3, 2014

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Por: abcom

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Categorías: Gestión de la comunicación

El contenido que gobierna hoy las redes sociales es el microrrelato. Hijo directo de los blogs, este género está presente en Twitter, Facebook y la intranet corporativa y la redacción de quien quiera figurar en Internet debe acomodarse a sus reglas.

Cuando se publica contenido como empresa se debe estar predispuesto a conversar y aportar valor. Los perfiles empresariales que sólo publican información y promociones sin conectar con sus seguidores generalmente terminan por desaparecer. Por ello es tan importante que la persona sea ágil en este medio y le guste relacionarse con los demás. Twitter se puede ocupar dentro de las empresas como una herramienta para el Marketing, las Relaciones Publicas, la Atención al Cliente y los Recursos Humanos.

Twitter es un canal de comunicación, sería un error utilizar Twitter solamente para promocionar nuestra marca, debemos ofrecer contenidos útiles, que puedan interesar a nuestro público objetivo y lo más importante, crear conversación. Según el sitio español Puromarketing.com, se pueden definir los consejos más destacados para la redacción de contenidos en Twitter:

– Ser el primero en compartir. Permanecer atento a las novedades sobre el área de negocio de la compañía. – Utilizar Twitter para ayudar a los públicos objetivos.

– Seguir la regla del 80/20 de las Redes Sociales: el 80% de los tweets debería ser contenido útil para los seguidores y el 20% para promocionar la marca.

– Conseguir 100 seguidores relevantes en un mes es mejor que conseguir 1000 seguidores sin relevancia cada día de la semana.

– No utilizar herramientas para contestar automáticamente a los seguidores. Cada seguidor es único.

– Utilizar los RT (retweets) que ayudarán a estar activo y mostrar a los seguidores lo que te interesa.

– Repartir los tweets en el tiempo.

– Conversar con tus seguidores, no hay que limitarse a promocionar los productos o marca. Proporcionar a los seguidores contenidos que les interese, algo que puedan utilizar.

– No limitarse solo a re-twitear y a compartir enlaces, utilizar Twitter para conversar con tus seguidores.

– Utilizar Twitter para saber lo que se dice sobre la marca o producto.

– Promocionar el perfil de Twitter, incluyéndolo en la web, en tarjetas de presentación, artículos y  presentaciones corporativas.

– Dedicar tiempo a contestar y a re-twittear.

– Escribir de forma periódica, sin llegar a ser spam.

– Explotar la herramienta de “Listas” para escuchar los que dicen tus seguidores de forma más ordenada. Se pueden crear listas por segmento de mercado, área de conocimiento, intereses, etc.

Un ejemplo de buena utilización de Twitter es Telecom. Es un canal que se usa para generar debate pero también para que cuenten qué está haciendo cada área. Informa y no promociona.

Concluyendo,  las compañías deben ingeniar sus textos para atraer a sus empleados a la lectura de de sus blogs y sus redes sociales ¿Qué pueden hacer para resaltar entre tanto ruido y conseguir que tomen en cuenta las publicaciones? La clave está en la generación de buenos contenidos que resuelvan los problemas de los empleados y que sean de interés para ellos y su familia. Porque las organizaciones se componen por sus empleados y sus familias. Y estos contenidos deben tener un correlato absoluto con la cultura organizacional.

Podrás encontrar más información sobre redes sociales en nuestro libro Conversaciones o en nuestro Blog.

mayo 30, 2014

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Por: abcom

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Categorías: Gestión de la comunicación

La viralidad con la que hoy circula la información encuentra su origen en el increíble crecimiento de las redes sociales. Somos testigos desde ya algunos años. Veremos cómo esto afecta a la configuración de la marca empleadora.

Ser parte de una empresa, nos hace responsables de lo que decimos, de cómo lo  decimos y de modo actuamos en las redes sociales.

Pero antes de seguir avanzando, veamos algunos números. Estos nos  pueden ayudar a entender por qué es necesario vigilar bien lo que decimos.

  •  Twitter tiene 500.000.000 usuarios, 218 millones de usuarios activos al mes  y 500 millones de tweets al día.
  •  LinkedIn tiene 259.000.000 usuarios
  •  Facebook  tiene 1.109.000.000 usuarios

Entonces, con esta exposición: ¿No es clave pensar primero y escribir después?

En la vorágine diaria, puede ser que se nos escape esta reflexión. Por eso acá te damos 6 consejos para que tengas en cuenta antes de apretar el botón twittear:

Los SI de una marca empleadora en redes

  1. Dividir las redes sociales. Si tenés enlazadas varias redes sociales como Facebook, Twitter y LinkedIn, todo lo que publicás en alguna de ellas se muestra en las demás. Hay que tener cuidado, ya que cada una de estas páginas tienen propósitos diferentes. Por eso es recomendable no realizar comentarios que puedan resultar contraproducentes para la compañía en redes sociales. Clientes o posibles clientes puedan llegar a verlo.
  2. Chequear la información que publicamos. Asegurate al 100% que lo que estás publicando sobre tu compañía es un dato certero y tiene sustento en la realidad.
  3. Respetar el espíritu de la marca en las publicaciones. Es importante porque refleja lo que somos, quienes somos, lo que hacemos y para qué o quiénes lo hacemos. En definitiva, te aconsejamos no realizar publicaciones que vayan en contra de la razón de ser de la compañía.

Los NO de una marca empleadora en redes

  1. Contradecir la política de comunicación de la empresa. Es necesario coincidir en un todo con la política de comunicación o con el estilo de comunicación de la empresa para no generar cortocircuito. Por ejemplo: es clave primero comunicar a los equipos o puertas adentro y después al mundo exterior. No es recomendable que novedades de la empresa se conozcan por las redes sociales.
  2. Brindar información empresarial. A veces resulta sencillo comentar lo que pasa en nuestros lugares de trabajo. Hay que tener en cuenta que este tipo de datos son confidenciales para la compañía. Por eso es clave no divulgar información que pueda resultar sensible directa o indirectamente, tanto para el público interno como para el externo. Por ejemplo: si no se van a aumentar los sueldos no publiques que la compañía creció en ventas.
  3. Olvidar que somos embajadores de la marca.  Puertas adentro, en nuestros equipos, en la compañía, en el comedor, en las reuniones y también en las redes sociales somos embajadores y portavoces de la empresa.

Conclusiones

Todo el contenido que subamos a las redes sociales, ya sea Twitter o LinkedIn e incluso Facebook (aunque sea una red más de corte social que profesional) genera conversaciones y se dispara un diálogo al que hay que estar preparado para bancar.

En la red social Twitter, cien millones de usuarios son usuarios activos diarios, al menos entran una vez e interactúan cada 24 horas. Y los usuarios envían al día 500 millones de mensajes de menos de 140 caracteres. Estas cifras, que se calcularon a final de junio de 2013, suponen un incremento del 44% en número de usuarios activos al mes en comparación con el mismo mes del año anterior, cuando contaba con 151,4 millones de usuarios activos al mes.

Esto nos muestra la importancia que hoy tienen las redes sociales en nuestras vidas, reafirmándose su condición de medio de información y comunicación.

Entonces, volvamos a la pregunta del comienzo: ¿no es clave pensar primero y escribir después?

Encontrá más información sobre redes sociales en nuestro libro Conversaciones o en Seguimos Conversando

mayo 22, 2014

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Por: abcom

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Categorías: Gestión de la comunicación

Las campañas de comunicación interna necesitan ir un nivel más arriba del que están hoy. Porque seamos sinceros. En la mayoría de los casos se tratan de acciones bien intencionadas pero terriblemente aburridas. El problema está en el modo en que son concebidas y la falta de audacia a la hora de implementar.

Cuando vemos una acción de marketing o una publicidad genial, la mayoría de nosotros abrimos la boca y lanzamos un “wow”. Entonces ¿por qué no hacemos lo mismo con la comunicación interna? ¿Acaso no somos las mismas personas las que disfrutamos de los buenos anuncios fuera de la compañía? Como dijo Einstein “si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.

En general, las buenas intenciones de campaña interna de las organizaciones terminan en mensajes trillados. Hagamos memoria sobre cuántas veces vimos la frase “tu opinión vale” para la campaña de la encuesta de clima, o “más por vos” para comunicar beneficios, y ni que hablar si se trata de engagement: “Tu compañía tiene mucho de vos”. Si ya te identificaste con alguno de estos ejemplos, es hora de que empieces a pensar fuera de la caja.

Por esto acá van nuestros cinco consejos para hacer de tu campaña un  WOW, así con mayúsculas.

1 – Tus colaboradores viven en el mundo real: no importa lo acartonada que sea la cultura corporativa de la compañía. Las personas que trabajan allí están expuesta a cientos de campañas y anuncios ingeniosos todos los días. Entonces, si querés llamar la atención tu equipo proponete asumir el riesgo de crear una acción de comunicación disruptiva que llame la atención.

2 – Un buen concepto se adapta a cualquier medio: cuando el objetivo de comunicación está claro, la única pregunta que hay que hacerse es si el concepto de campaña aplica indistintamente a todos los canales de comunicación por los que vayamos a vehiculizar nuestra campaña. Si vemos que un canal no aplica a nuestra conceptualización puede que estemos frente a un mal concepto o no estamos exprimiendo todas las posibilidades que nos abre el concepto creado.

3 – Un gran mensaje moviliza: es cierto que la síntesis de información para la acción sucede en la mente de nuestro público objetivo, pero un mensaje ingenioso pone a pensar al instante a la gente. Los miles de eslóganes y frases hechas de ayer que inundan las campañas internas no motivan a los colaboradores de hoy. Se necesitan crear mensajes desafiantes, heroicos, introspectivos que generen una reacción inmediata en las personas.

4 – El que no arriesga no gana: y podés echarle la culpa al manual de branding interno, a tus jefes, a la Región, al core team, y a quién quieras. Pero la verdad es que muchas veces las limitaciones son autoimpuestas. De alguna manera se dispara el “vamos por lo seguro”, cuando en realidad lo único seguro es que ese camino es el que te da menos probabilidades de éxito para tu campaña.

Asumir el riesgo no es gastar una fortuna, ni poner en riesgo tu carrera. Es animarte a comunicar de un modo en el que nunca se hizo dentro de la compañía. Porque en definitiva, si no está prohibido, te lo podés permitir. Pensalo de esta manera, si después de 6 meses, la única persona que se acuerda de tu campaña sos vos, algo no anda bien.

5 – Confiá en el equipo creativo: esto va a sonar a proclama gremial, aunque al mismo tiempo es uno de los mejores consejos que se pueden dar. Si sólo vas a confiar en tu idea y necesitás alguien que la ejecute, hay cientos de profesionales que pueden ayudarte. No tiene sentido que sacrifiques tu presupuesto en una estructura de equipo que no vas a aprovechar.

Pero si lo que buscás es contar con gente que piense con vos, que te ayude a crear puentes y eliminar el gap entre lo que tenés y lo que querés, entonces dedicales el tiempo y la atención que merecen. No sólo porque los elegiste, sino porque el valor de ese equipo está en conocer cientos de realidades que les proporciona un know how amplio para acercarte soluciones posibles.

 

Ahora el último no entraba en el top 5 de este post, pero sería algo así como relee los cinco puntos una y otra vez.

Gracias por llegar hasta acá. Si te gustó compartí este post en tus redes sociales. CONTACTO ABCOM

 …

marzo 19, 2014

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Por: abcom

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Categorías: Gestión de la comunicación

Nadie te enseñó a escuchar

Pasamos la mayor parte  de nuestras vidas aprendiendo a hablar. Tejemos estrategias discursivas para comunicarnos con otros y preparamos detalladamente nuestra locución. ¿Pero cuánto tiempo le dedicamos a aprender a escuchar o nos predispuestos a comprender a los demás? Es recomendable hacer el ejercicio de preguntarnos sinceramente cuánto espacio de una reunión destinamos a escuchar el feedback de nuestros colegas.

Las empresas invierten grandes sumas en cursos de oratoria, media training y presentaciones orales para la alta dirección. Pero no se dictan cursos de escucha. A pesar de que actualmente se afirma estar en tiempos del management de la escucha activa, aprender a escuchar es aún hoy una deuda en las organizaciones.

Es mucho lo que se habla sobre escucha activa, y más todavía el número de personas que afirman que tienen buenas habilidades de escucha. En general, la experiencia demuestra que lo que hay es una gran capacidad para la escucha alerta. Es decir, escuchar para responder, no para comprender.

Las competencias de escucha son fundamentales para los líderes organizacionales. Escuchar de modo empático garantiza el éxito de una comunicación interpersonal, logrando que sea sincera y productiva. Sucede que la empatía aplicada a la escucha permite ponernos en el lugar del otro, comprender sus motivaciones, sus argumentos y el marco desde el cual significa la realidad. De otro modo, terminaremos tratando de comprender al otro desde los propios paradigmas y universos de significación, entendiendo lo que se desea en lugar de esforzarse por comprender lo que quieren comunicar.

La escucha empática es, sin duda, una de las competencias prioritarias que deben desarrollar todos los colaboradores de una organización. La confianza, el engagement, y las culturas de alto desempeño están ligadas a esto: la capacidad de escucha – comprensión –  y reflexión de sus líderes como herramienta motivacional y para la toma de decisiones.

En función de esto, compartimos un ejercicio para desarrollar la escucha empática:

1 – Hablemos de a uno: estamos en una reunión y todos queremos tomar la palabra y dar nuestros puntos de vista sobre el tema. La premisa es tener calma y organizarnos para exponer los argumentos de a uno y sin ningún tipo de interrupción.

2 – Comprobar que comprendimos: el mejor modo es retomar los argumentos ajenos y explicarlos tal cual los entendimos sin incluir opiniones propias. Una vez que los interlocutores nos afirman que estamos 100% en lo correcto respecto de lo que quisieron decir, es nuestro turno para plantear los argumentos propios.

3 – Impulsar nuestra comprensión: pidamos feedback a nuestros colegas para cerciorarnos que han comprendido nuestros argumentos. Impulsarlos a que apliquen el paso 2 este ejercicio.

4 – Acordar puntos en común: una vez expuestos todos los argumentos y comprendidos, buscar los puntos en común y establecer la base de un acuerdo conversacional. Se eliminan horas de discusiones inútiles y también muchas diferencias.

5 – Recapitular los acuerdos: comprobar nuevamente que todos comprendimos los acuerdos a los que hemos llegado.

CONTACTO ABCOM